Con el tratamiento, el veterinario tiene que conseguir devolver la normal oclusión de la boca y que los dientes no se vean afectados. Para conseguirlo, el veterinario recolocará los huesos y normalmente utilizará un férula para que no se muevan con la ayuda de unos alambres para fijarla.
Si la fractura fuera múltiple o complicada, el veterinario podría optar por la cirugía para colocar una placa de osteosíntesis. En casos muy complicados, el veterinario podría decidir inmobilizar y dejar la boca cerrada y entonces sería necesario utilizar una sonda de alimentación durante la recuperación.
El veterinario vigilará que los dientes estén bien irrigados antes de reconstituir la mandíbula. También podría recetar antiinflamatorios y analgésicos para disminuir el dolor en algunos casos.
El tratamiento del maxilar superior suele ser más sencillo porque el inferior está dividido en 2 y únido por ligamentos y cartílagos (con un ligero movimiento). Además en el maxilar inferior el tratamiento también se complica por la presión de los músculos masticadores al abrir y cerrar la boca. Según donde el gato tenga la fractura, la presión al abrir y cerrar la boca puede ayudar o entorpecer en la recuperación
Normalmente, a las 6 semanas ya se puede retirar todo porque el hueso se habrá soldado.