Si la foliculitis es superficial o leve, el perro presenta multitud de pequeños granos o pústulas en la piel y en el centro encontraremos un pelo. Si fuera profunda, entonces en el grano encontraríamos pus o una costra si hubiese salido el pus y el pelo caería. En cuanto se caiga el pelo se formará una lesión típica que se conoce como collarín epidérmico.

Si la foliculitis se cronificara entonces también podríamos encontrar alopecia, oscurecimiento de la piel y engrosamiento de la piel

Las principales causas para una foliculitis primaria son:

• Una infección por parásitos
• Un cepillado demasiado enérgico
• Una deficiente higiene

Y si fuera secundario, podría tener como causa enfermedades hormonales como el síndrome de cushing o el hipotiroidismo o alergias.

El veterinario primero realizará una exploración física para examinar el estado general de la piel del perro.

Si pensara que el perro puede tener foliculitis, lo primero que realizará es una tricografía que consiste en arrancar algún folículo para detectar anomalias o presencia de hongos o ácaros. Si el resultado de la tricografía no fuera definitivo, el veterinario realizará un raspado de piel para después analizar en el laboratorio con un cultivo por si hubiera que recetar antibioticos.

Si la foliculitis fuera secundaria, el veterinario se centrará primero en resolver la causa subyacente.

Si fuera de orígen primario, normalmente será suficiente con una pauta de baños regulares con un champú limpiador. Si el perro tuviera el pelo largo, aconsejaríamos cortarlo en las zonas afectadas para que estuviera más aireado y pudiesemos ver de forma más fácil cómo evoluciona.

Si el tratamiento tópico no diera resultados, el veterinario también podría recetar antibioticos.