No suele haber problemas si el tratamiento se realiza antes de que aumenten los niveles de urea u otros desperdicios en sangre.
El tratamiento siempre perseguirá que el cuerpo no absorba el etilenglicol. En este sentido, se administrarán fluidos intravenosos para prevenir la deshidratación y favorecer la eliminación vía orina del etilenglicol.
También puede inducir al vómito del perro con peróxido de hidrogeno (nunca más de 3 cucharadas). Esto sólo es válido si no hace más de 2 horas que se ha ingerido el anticongelante. Siempre es mejor acudir al veterinario para forzar el vómito porque si se hace mal puede ser contraproducente.
Si se ha tardado mucho y el veterinario ya detecta elevados niveles de urea y desechos nitrogenados en sangre y en los riñones tendrá que actuar para evitar la insuficiencia renal. El veterinario tendrá que corregir los trastornos de fluidos y será recomendable una diálisis peritoneal para eliminar los productos de desecho. El proceso en estos casos puede ser largo (unas 2 semanas aproximadamente).