Los más normales son:

• Perdida de apetito
• Pérdida rápida de peso
• Ictericia
• Vómitos
• Diarrea
• Estreñimiento
• Desgaste muscular
• Depresión
• Babeo excesivo

Aunque tengamos un gato obeso, nunca deberíamos permitir que dejara de comer aunque pensemos que así adelgazará. En todos caso, lo que deberíamos tratar es de facilitar una dieta de calidad con menos grasas.

La enfermedad a parte de estar provocada por dejar de comer, también puede desencadenarse por enfermedades como la gastroenteritis, la pancreatitis o la diabetes.

El veterinario preguntará por los síntomas detectados y también realizará una exploración física donde podría detectar muestras de ictericia. También realizará  una completa analitica de sangre para determinar el estado de salud del gato.

Una prueba más encaminada a confirmar la enfermedad sería una ecografía de abdomen o unos rayos x para visualizar el aspecto del hígado. Si se sospechara de la enfermedad, sería necesaria una biopsia de la pared del hígado para analizar en el Laboratorio.

El veterinario primero tratará de estabilizar el estado de salud del gato y mirará el nivel de hidratación. Si el gato estuviera deshidratado, el veterinario recetará fluidoterapia e ingresará al animal.

Una vez solucionados los problemas urgentes, el veterinario tratará de que el gato vuelva a comer. Si no quisiera utilizará una jeringa o una sonda gástrica para nutrir al gato. El tratamiento seguirá hasta que desaparezca la grasa acumulada en el hígado.