Pérdida de coordinación o control muscular, dificultad para comer o tragar, letargo, incapacidad para levantarse, confusión y falta de atención.
La infección de las vísceras, puede presentar síntomas de enfermedad hepática y/o pulmonar, mientras que la infección del ojo puede no ser aparente hasta que su perro haya perdido su visión. A menudo, no hay ningún síntoma externo asociado con la aparición temprana de la enfermedad.
La forma intestinal se encuentra más comúnmente en perros adultos, mientras que la infección de órganos internos, particularmente el cerebro y la médula espinal (enfermedad visceral) es más común en los cachorros.