El veterinario realizará un examen físico exhaustivo en busca de evidencia de difusión neurológica y rotura de tendones. Para el diagnostico visual, incluirá rayos X y ultrasonidos para evidenciar defectos y translocaciones de fragmentos óseo, hinchazón y perturbación de la fibra muscular normal.
La resonancia magnética se puede usar para buscar edemas, hemorragias y para localizar la causa del problema. El veterinario igualmente podrá hacer una biopsia del musculo afectado para detectar la presencia de tejido fibroso y pérdida de células musculares.
El médico también evaluará las articulaciones de su gato en busca de inestabilidad articular o mala alineación.