Los pacientes son típicamente asintomáticos; el crecimiento óseo se puede notar por el tacto antes de apreciar ningún cambio de comportamiento. Los síntomas más usuales son:

• Rigidez
• Movimiento restringido
• Dolor al tocar los espolones oseos formados.

Las causas de aparición son predisposición genética, traumatismos, y ejercicios repetidos que afecten a la columna. La espondilosis se inicia tras la degeneración de los discos y ligamentos intervertebrales. Tras perder la función de amortiguador por la degeneración de los tejidos blandos de la columna vertebral, el organismo suple esta deficiencia con formaciones óseas para proteger la columna. Estas formación acaban uniendo varias vértebras y provocando una rigidez de la columna vertebral que afecta negativamente en la calidad de vida del gato.

Las imágenes de Rayos X son fundamentales para el diagnóstico. El veterinario estudiará a fondo la situación de la columna vertebral. Para ello también puede necesitar inyectar un contraste y realizar un TAC, tomografía axial computarizada, para evaluar el estado neurológico y el movimiento de la mascota.

La espondilosis es degenerativa y cuándo antes sea detectada, mejores resultados tendremos con el tratamiento.

La espondilosis no tiene cura y lo único que podemos hacer es frenar la degeneración y tratar de aliviar los dolores en el gato básicamente con analgésicos. También es básico mantener al gato en forma y una buena dieta para evitar básicamente el sobrepeso. Hay que tratar que la enfermedad evolucione o al menos tratar de que evolucione lo más lentamente posible.