Los síntomas del celo son evidentes por su roce con los objetos, por su voz, por sus maullidos, por caminar con la cola levantada y acercando el tronco al suelo y evidentemente por un mayor interés en los gatos machos. Durante el celo, la gata no debería presentar flujo vaginal y si lo hubiera sería un síntoma de enfermedad y no de celo.