Los gatos que sufren de pólipos rectoanales demostrarán esfuerzo o dolor al pasar las heces. Las heces pueden estar manchadas de sangre y/o cubiertas de moco.
Los pólipos rectoanales son extensiones del tejido interno que recubre las paredes intestinales. Son crecimientos en forma de protuberancias tipo colgajo en las paredes anal y rectal. Estos pueden unirse directamente a la pared intestinal o a través de una conexión cilíndrica.
Los gatos que sufren de pólipos rectoanales demostrarán esfuerzo o dolor al pasar las heces. Las heces pueden estar manchadas de sangre y/o cubiertas de moco.
La causa exacta es desconocida. No obstante, los gatos de mediana y avanzada edad son más propensos a padecerla.
El veterinario preguntará en primer lugar por la aparición y naturaleza de los síntomas. El diagnóstico generalmente se realiza sobre la base de un examen rectal manual o por visualización directa del pólipo a través de la abertura anal externa. Tras identificar un pólipo, se puede llevar a cabo una colonoscopia y una biopsia para realizar un examen patológico detallado del tejido, así como el fluido del pólipo.
La cirugía suele estar indicada para el manejo efectivo de los pólipos. Pueden eliminarse a través de la abertura anal y después se cerrará con puntos de sutura. Se recetará medicamentos para aliviar el dolor como analgésicos no esteroideos, al igual que antibióticos para proteger ante futuras infecciones y también ablandadores de heces para facilitar la defecación. La cirugía suele funcionar bien aunque podrían surgir algunas complicaciones menores como un estrechamiento de la abertura anal a causa de la cicatrización y/o inflamación.
El veterinario realizará un seguimiento puesto que la recurrencia es algo bastante habitual en el caso de los pólipos rectoanales. Los gatos que tienen lesiones múltiples o difusas tienen mayor riesgo de recurrencia que aquellos con pólipos únicos.