El sistema gastrointestinal es el que se ve más afectado. Puede notar que el perro vomita, tiene heces blandas o diarrea, acompañada de debilidad y letargo en el perro.

Entre las causas que resultan en la ingestión de heces u objetos extraños está la desnutrición, la diabetes, el aumento de apetito, la deficiencia de vitaminas o enfermedades de la tiroides. En ocasiones, un perro ingerirá sus heces si en ellas encuentra alimentos no digeridos o, en las madres de recién nacidos, el comportamiento natural es comer las heces de sus crías. A su vez, las crías imitan ese patrón. 

Los parásitos también pueden provocar este comportamiento y, también se observa en mascotas que desean llamar la atención tras un castigo reciente o porque ésta desea limpiar el área donde duerme. 

Otras causas pueden ser la anemia o enfermedades neurológicas.

En primera instancia el veterinario buscará distinguir entre las causas médicas y las de comportamiento. Realizará un examen físico para descartar causas médicas adyacentes y, requerirá del historial completo de su mascota en el que se incluyan los datos de la dieta, apetito, información del entorno y prácticas de manipulación del alimento.

El tratamiento dependerá de si la causa subyacente es alguna enfermedad o de si es algo conductual. Si es de comportamiento, es posible que el veterinario le recomiende cambiar el entorno del perro o utilizar técnicas para modificar el comportamiento. Y si la causa es una enfermedad, el tratamiento dependerá de la enfermedad subyacente.

Se recomienda mantener observado a su mascota durante el tratamiento. Debe satisfacer las necesidades nutricionales y vitamínicas al igual que deberá limitar el acceso a objetos no alimentarios. En algunos casos, podrá aplicar un sabor amargo o picante a dichos objetos para desalentar el consumo regular o la masticación. 

Es imprescindible mantener el área limpia y eliminar las heces inmediatamente al culminar la excreción.