Convulsiones epilépticas en gatos
Urgencia: Atención inmediata
Pronóstico: Reservado

La epilepsia es un trastorno neurológico ocasionado por una actividad electroquímica exagerada en el cerebro, provocando ataques físicos repentinos, incontrolables y recurrentes que pueden venir con o sin pérdida de la conciencia. Cuanto más joven es el gato, más grave será el ataque epiléptico. 

Se describen dos tipos de epilepsia: 1) epilepsia idiopática o genética, donde se desconoce la causa subyacente y se caracteriza por lesiones cerebrales estructurales; 2) epilepsia sintomática, en la cual los ataques recurrentes no resultan en daños o lesiones cerebrales.

Síntomas

Una convulsión puede tener varios síntomas o sólo unos pocos, incluyendo:

  • Pérdida de conciencia
  • Contracción muscular
  • Alucinaciones
  • Orinar involuntariamente, defecar, babear (salivar)
  • Pérdida de reconocimiento del propietario
  • Correr en círculos

Una convulsión típica tendrá tres etapas. En la primera etapa (auditiva), el comportamiento del gato será fuera de lo común. Puede esconderse, parecer nervioso o buscar a su dueño. Puede estar inquieto, temblando o babeando (salivando). La fase auditiva puede durar desde unos pocos segundos hasta unas pocas horas.

La segunda fase es la convulsión en sí misma y durará desde unos segundos hasta unos cinco minutos. Todos los músculos del cuerpo pueden contraerse. El gato puede caer de lado y parecer que no se da cuenta de lo que está pasando. La cabeza irá hacia atrás por las convulsiones. Probablemente orinará, defecará y salivará. Si esto dura más de cinco minutos, se dice que la convulsión es prolongada. Los episodios de convulsiones son angustiosos pero debes saber que el gato no sufre dolor. 

Después de la convulsión, el gato estará confundido e desorientado. Babeará y se paseará. Puede también sufrir ceguera temporal. Puede ser necesario estabilizar la temperatura si ha subido. 

Si el gato tiene un ataque, es aconsejable prestar atención a los detalles. El veterinario necesitará detalles específicos para hacer el diagnóstico. Hay que observar los patrones de respiración, el movimiento. la rigidez de las extremidades, la dilatación o el movimiento de los ojos, la salivación, la posición del cuerpo y los movimientos musculares. El veterinario preguntará también por la duración de las convulsiones.


Causas

Los gatos pueden convulsionar principalmente debido a un trauma, por exposición a toxinas, por tumor cerebral o por problemas en la sangre u otros órganos. Las convulsiones pueden ser: 1) focales o parciales, en donde se afecta solo una parte del cerebro, y 2) generalizadas, en la cual se afecta ambos lados del cerebro y puede generar pérdida de la conciencia. 

La epilepsia idiopática es genética y se manifiesta normalmente desde los 10 meses hasta los 3 años de edad, aunque se ha reportado desde los 6 meses hasta los 5 años. Si se diagnostica epilepsia en un gato, éste no debería utilizarse para la reproducción.

Diagnóstico

Los dos factores más importantes en el diagnóstico de la epilepsia idiopática son: la edad de inicio y el patrón de convulsiones. Si el gato tiene más de dos convulsiones dentro de la primera semana, se puede considerar un diagnostico diferente a la epilepsia idiopática. Si las convulsiones ocurren cuando la mascota tiene menos de 6 meses o más de 5 años puede ser de origen metabólico o intracraneal. Las pruebas bioquímicas pueden revelar bajo azúcar en sangre, insuficiencia renal y hepática, hígado graso, enfermedades infecciosa en la sangre, enfermedades virales o fúngicas, entre otras.

Tratamiento

La mayor parte del tratamiento es ambulatorio. En algunos casos, se requerirá intervención quirúrgica para extirpar tumores que pueden provocar las convulsiones. Algunos medicamentos corticosteroides, antiepilépticos y anticonvulsivos pueden reducir la frecuencia de los ataques. El tratamiento dependerá en gran medida del tipo de epilepsia que tenga el gato. Medicamentos como el Phenobarbital que es un barbitúrico, reducen la actividad del cerebro y del sistema nervioso y previenen las convulsiones. Hay que tener en cuenta que los barbitúricos son medicamentos que comportan riesgos y debe ser el veterinario quién lo recete de forma correcta.

Es necesario monitorizar los niveles terapéuticos de los medicamentos en la sangre. Algunos gatos requerirán un seguimiento del perfil químico sanguíneo y sérico después de iniciar el tratamiento. Se recomienda también vigilar las actividades que pueda realizar el gato afectado para evitar riesgos innecesarios. Si las convulsiones aparecen por ejemplo durante un baño, el gato podría ahogarse.