Micción dolorosa, chorro reducido, sangre en la orina, micción con mayor frecuencia. En casos avanzado el gato también puede mostrar cambios de comportamiento, dolor abdominal y hasta fiebre.
La cistitis idiopática es la inflamación de la vejiga y de la uretra sin causa aparente. No es grave pero hay que tratarlo lo antes posible para evitar males mayores.
Micción dolorosa, chorro reducido, sangre en la orina, micción con mayor frecuencia. En casos avanzado el gato también puede mostrar cambios de comportamiento, dolor abdominal y hasta fiebre.
Es idiopático aunque normalmente suele tener su origen en el estrés del gato. Situaciones como mudanzas o visitas al veterinario pueden desencadenar la cistitis idiopática.
El veterinario primero preguntará por los síntomas y el historial médico del gato. También realizará una inspección física y si sospechara de la enfermedad empezaría por solicitar un análisis de orina para detectar irregularidades y presencia de bacterias. La orina se puede tomar con una punción en la vejiga o con un kit de análisis que puede adquirirse en el veterinario y utilizarse en el arenero de casa. Es muy importante evitar la contaminación para obtener un resultado fiable.
Además del análisis de orina, el veterinario también utilizará pruebas de imagen para detectar posibles alteraciones en la vías urinarias: quistes, tumores, malformaciones, cálculos,...
La cistitis se trata con antiinflamatorios y analgésicos. Es muy importante que el gato beba mucha agua para recuperarse para enjuagar con la orina las células inflamatorias y posibles bacterias.
Si se sospecha que el inicio de la cistitis estuviera motivado por el estrés, el veterinario podría sugerir cambios en el entorno para reducir la inquietud del gato o la utilización de feromonas.
El veterinario también podría recetar el uso de glucosaminas y de suplementos dietéticos para tratar las vías urinarias.