Dolor en el área afectada, letargo, pérdida de apetito, pérdida de peso, fracturas constantes, cojera, masa en el hueso e hinchazón en el sitio del tumor.
El condrosarcoma de hueso es una forma de cáncer maligno que se origina en el cartílago, tejido conjuntivo que se encuentra entre los huesos y las articulaciones. Esta forma de cáncer a menudo metastatiza a otras partes del cuerpo, incluidas las costillas y si no se detecta a tiempo es letal. Es menos común y menos agresivo que el osteosarcoma.
La mayoría de los condrosarcomas involucran huesos planos (30% en la cavidad nasal y 20% de las costillas). También afecta a las extremidades, causando debilitamiento de la estructura del hueso por lo que las fracturas del hueso son comunes en estos casos. Las razas de perros grandes y de edad avanzada, alrededor de los ocho años de edad, tienen grandes riesgos de padecer condrosarcoma.
Dolor en el área afectada, letargo, pérdida de apetito, pérdida de peso, fracturas constantes, cojera, masa en el hueso e hinchazón en el sitio del tumor.
Aunque no se ha identificado una causa exacta, múltiples inflamaciones o crecimientos cartilaginosos pueden conducir a esta forma de cáncer.
El veterinario primero preguntará por el historial médico del perro y los síntomas detectados. Después realizará una exploración física con especial atención a las masas detectadas en los huesos. También solicitará un perfil bioquímico, hemograma completo y análisis de orina para conocer el estado general de salud del perro. Si sospechara del tumor también podría analizar muestras de tejido de los ganglios linfáticos próximos para buscar células cancerosas.
Además, las radiografías suelen ser útiles para diagnosticar la etapa y tipo de tumor y evaluar una posible metástasis. Las gammagrafías óseas pueden mostrar la participación de los tejidos blandos y huesos subyacentes.
Finalmente, para un diagnóstico definitivo, el veterinario podría recurrir a la biopsia porque es el método más concluyente y directo.
Por su agresividad, requiere de acciones inmediatas. Es posible que se recomiende la amputación de la extremidad afectada si no hay metástasis del tumor. Para los tumores nasales, la radioterapia es normalmente el tratamiento de elección. Si el tumor afecta las costillas, el veterinario puede extirpar las costillas afectadas y los tejidos pulmonares cercanos a través de una escisión amplia para prevenir metástasis.
Después de la cirugía, habría que limitar la actividad del perro apartándolo a un lugar tranquilo donde pueda descasar y si es necesario, se puede considerar utilizar el reposo en jaula. Si el perro no experimenta dolor, las caminatas lentas podrían ser apropiadas. Hay que seguir las instrucciones del veterinario si se suministran analgésicos, ya que una sobredosis podría causar la muerte del animal.
El veterinario puede sugerir un seguimiento cada tres meses y se tomarán radiografías de rutina de la parte afectada y otras áreas del cuerpo para verificar recurrencia y diseminación del tumor.