Por su agresividad, requiere de acciones inmediatas. Es posible que se le recomiende la amputación de la extremidad afectada si no hay metástasis del tumor. Para los tumores nasales, la radioterapia es normalmente el tratamiento elegido. Si el tumor afecta las costillas, el veterinario puede extirpar las costillas afectadas y los tejidos pulmonares cercanos a través de una escisión amplia para prevenir metástasis.
Después de la cirugía, hay que limitar la actividad del gato apartándolo a un lugar tranquilo donde pueda descansar. Si fuera necesario también se podría considerar el reposo en jaula. El veterinario puede recetar analgésicos para controlar el dolor pero conviene seguir correctamente las instrucciones porque una sobredosis podría causar la muerte del animal.
El veterinario querrá realizar un seguimiento del tratamiento para ajustar la medicación y controlar posibles procesos de metástasis.