Hasta que la enfermedad no está avanzada, no suelen haber síntomas. Después, encontramos diarrea, vómitos, letargo, debilidad, pérdida de apetito, pérdida de peso, sed excesiva, abdomen hinchado, palidez y agrandamiento del hígado.
El cáncer de hígado de los perros normalmente está causado por un tumor maligno denominado carcinoma hepatocelular que se forma en el tejido que recubre la superficie y las cavidades del hígado. Más de la mitad de los tumores hepáticos malignos son carcinomas hepatocelulares.
El tumor se forma en el tejido del hígado y podemos distinguir 3 tipos:
Hasta que la enfermedad no está avanzada, no suelen haber síntomas. Después, encontramos diarrea, vómitos, letargo, debilidad, pérdida de apetito, pérdida de peso, sed excesiva, abdomen hinchado, palidez y agrandamiento del hígado.
No hay ninguna causa determinada. Normalmente aparece en perros mayores de más de 10 años.
Algunos perros son más propensos al cáncer de hígado. Los que sufren inflamaciones o daños hepáticos son más propensos y hay que extremar las precauciones evitando cualquier tipo de toxina que pueda dañar el hígado.
El veterinario realizará un examen físico completo y solicitará una analítica de sangre y de orina.
Si sospecha de la existencia de un tumor, realizará pruebas de imagen para ver el tamaño del tumor y su posible expansión.
Si los rayos X muestran anormalidades en el hígado, el veterinario extraerá con una aguja células del hígado para determinar si son cancerosas y tratará de determinar si son benignas o malignas. Muchas veces los resultados no son concluyentes y el veterinario tendrá que realizar una biopsia hepática y extraer una muestra de tejido hepático mediante cirugía.
Los tratamientos han evolucionado mucho pero sigue siendo una enfermedad con difícil solución.
Normalmente, si el tumor está localizado, lo mejor es extirpar la parte del hígado afectado. El hígado puede seguir ejerciendo su función con sólo una 25% de su tamaño original.
Sin embargo, si el tumor es nodular o difuso, no suele ser viable la extirpación y entonces lo más conveniente suele ser un tratamiento de quimioterapia. Es necesario hablar con un oncólogo porque no todos los tumores son sensibles a la quimioterapia. Por lo general, si el tumor es nodular o difuso, la enfermedad tiene un mal pronóstico.
En cualquier caso, siempre será necesario un buen seguimiento para garantizar la mejor calidad de vida.