Dificultad para comer, dificultad para tragar, mal aliento, pérdida de peso, dificultades para respirar, salivación excesiva y sangrado procedente de la boca.
Se trata de un tumor muy agresivo con mal pronóstico porque normalmente se propaga a otras zonas. El tumor se origina en el epitelio que recubre las amígdalas.
Dificultad para comer, dificultad para tragar, mal aliento, pérdida de peso, dificultades para respirar, salivación excesiva y sangrado procedente de la boca.
Se desconocen.
Deberá explicar al veterinario cuándo se originaron los síntomas. En principio el veterinario realizará un análisis de sangre y de orina pero normalmente el perro no presentará ninguna anormalidad. El signo más visible suele ser la inflamación de los nódulos linfáticos en el cuello. Esta inflamación significa que el sistema inmunitario está luchando contra alguna invasión. Después el veterinario tendrá que determinar si la invasión ha sido viral, bacteriana o cancerosa. Para ello se tomará una biopsia y se examinará en el laboratorio en búsqueda de células cancerosas.
Si se confirma la existencia de células cancerosas, el veterinario realizará pruebas de imagen para determinar si el tumor ha causado metástasis.
El pronóstico es malo porque el tumor es muy agresivo. Si se coge a tiempo, lo mejor suele ser extirpar las amígdalas y los ganglios linfáticos. De todas formas, la zona no es fácilmente operable y casi siempre nos encontramos con que se ha expandido a otras zonas. En estos casos, lo habitual es atacar el cáncer con radioterapia o quimioterapia.