Una malformación puede provocar multitud de problemas y por lo tanto los síntomas pueden ser muy variados:

• Orinar con frecuencia o de forma inapropiada
• Esfuerzo para orinar o defecar
• Descarga de la vulva
• Lamido excesivo de la vulva
• Reticencia al apareamiento
• No controlar el pipi
• Defectos visibles en la vulva
• Atracción masculina excesiva

Las malformaciones pueden ser de nacimiento o también adquiridas. En el caso de que sean de nacimiento la causa es congénita o hormonal.

Y si es adquirida, podemos encontrar causas como el cáncer, los traumatismos o las inflamaciones que puedan afectar a la vagina.

Para un correcto diagnóstico, el veterinario realizará una exploración física y también una analítica de sangre y orina para detectar posibles enfermedades subyacentes.

El veterinario realizará un completo examen ginecológico:

• Cultivo vaginal para detectar infecciones.
• Citología para detectar células inflamatorias o cancerosas.
• Examen físico para detectar alteraciones del canal vaginal
• Vaginoscopia para revisar estructura interna con una cámara
• Pruebas de imagen como la ecografía para confirmar anormalidades anatómicas detectadas (ecografía).

Si con todo lo anterior, el veterinario todavía tuviera dudas, podría solicitar una vaginografía de contraste positivo.

El tratamiento sugerido dependerá de los problemas asociados a la malformación y también del valor de cría del animal. La esterilización suele ser la solución a estos problemas en los casos que la cría no sea algo importante.

En caso de que la esterilización no sea una opción, la mayoría de los problemas anatómicos de la vagina se pueden y se deben tratar con cirugía.